martes, 14 de diciembre de 2010

Fermez la porte.

Y sin una palabra más, se fue.
Tuvo cuidado de cerrar los ojos al entrar en el vagón, no pretendía guardar ese recuerdo.
Se sentó derecho en su compartimento y, con parsimonia y los ojos aún cerrados extrajo un bote del maletín.
Tras un rápido y experto movimiento sus cuencas quedaron vacías y dos globos oculares cayeron con un chapoteo al interior del tarro.
Revolvió un poco más, donde habría dejado los demás, pensó.
Al cabo de unos segundos los encontró, sacó la caja y depositó sobre la plama de su mano un par de ojos aún vírgenes. Casi al instante estaban colocados en el lugar que por naturaleza les corresponde.
Parpadeó un par de veces, sonrió, y se acomodó en el asiento hasta llegar a su destino.
Había cerrado la puerta. Comenzaba de nuevo.

3 comentarios:

  1. Me gusta especialmente,me pregunto por qué,me has hecho caso,raro,K.

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  2. Pero no es nuevo!
    Es de cuando volví de Asturies, ves, si todo lo hago pensando en ti.

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  3. K,era ironía!
    me sentí importante cuando la leí aquí...

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