Estoy cansada de conjugar el verbo tocar en pasado cuando te pienso,
el presente se me queda corto]
y el futuro no me consuela.
Quién me iba a decir que mis sentimientos acabarían en esta absurda dicotomía respecto a los trenes y que por fin comprendería el lado poético de una despedida en un andén.
Aprendí que con los pies fríos y la cabeza caliente no se piensa bien y es muy fácil acabar haciendo daño. Que tus besos reconfortan igual en invierno que en verano pero menos que tras un tiempo sin abrazarme.
Sabes que agotaría mis pupilas ahogándolas una y otra vez en tus ojos durante otras doce efímeras eternidades en lo que compartimos aliento.