viernes, 6 de enero de 2012

El nacimiento de un hombre sabio

Ahora las cadenas son pesadas y el olor a óxido lo inunda todo.
Ya no se trata de una voz que tan sólo pretendía soltar su veneno de forma ocasional sobre un papel. Escribe caótico, difuso y embotado el mismo que desgarra con desesperación su boca y garganta con la esperanza de poder expulsar todos aquellos pensamientos enquistados. Se mece, se arrastra relamiéndose en su inmundicia, manipula seres que él crea y los tortura. Está seguro de que de ese modo libera sus demonios y sin embargo sabe más a óxido. 
El monstruo pide ayuda, él tiene que esforzarse en controlarlo, atrapar y destrozar cada sílaba que sale de su boca porque no puede permitírselo, está reclamando su morfina.
Y quizá después de todo este tiempo eso era todo lo que buscaba, despertarlo de nuevo. Puede que su angustia viniese de que creyó que involucionaba, que volvía hacia atrás y viendo que no había válvulas semilunares para impedirlo, ingenuo de él creyó que eso le recordaría quién era, que su miseria podía salvarlo.
Aúlla, mezcla de rabia y angustia. Necesita oírse, saberse, pensarse. Condena a su personaje al olvido, a su miseria, le ata sus cadenas y lo abandona a su suerte, en un mundo absurdo.
Aún puede aguantar lánguido el hilo con la esperanza de que ocurra su catarsis. 



8 comentarios:

  1. Nunca un monstruo duerme para siempre, sólo nos engaña; nunca un fantasma se desvanece del todo, sólo deja de brillar, transformando esa luz radiante que antes nos iluminaba en un pequeño resplandor que nos recuerda que el abismo siempre estuvo ahí.
    Pero si Titono sabe de demonios es porque también sabe de ángeles, y de la guerra del amor y del amar y del perder y del soñar.
    Qué importa la ausencia de sol en un día nublado si el cielo entero es blanco roto; qué importa la languidez del hilo, mientras sea un hilo a las estrellas.

    http://www.youtube.com/watch?v=Rsg6Z4nO9pk

    ResponderEliminar
  2. Percibo un sutil cambio de tono entre tus dos comentarios.
    En cualquier caso, hay un marco muy estrecho entre el monstruo que verdaderamente estaba ahí y el placebo.
    Creo que, en este caso, si sabe de demonios es para intentar paliar el que su ego y su autoestima se deshagan entre sus dedos como dos muñecos de terracota.

    ResponderEliminar
  3. ¿Siempre es tan simple? ¿De verdad? Ego y autoestima, qué fácil sería entonces.
    No sé que pensar, ni que decir,ni por donde empezar. En el fondo estoy indefenso frente a ti y a pesar del tiempo que haya transcurrido siempre he tenido la sensación de que mi vida se quedó congelada en algún punto del pasado.
    Dos años, dos años de vida y experiencias, dos años de cambios (incluso si hubieran sido 20) y el mismo fantasma cada día y cada noche y la impresión de una conversación pendiente, de algo inacabado, de un paraíso perdido y la falta de un adios sincero o de un: "bienvenido a mi mundo".
    Nunca hubo demonios, sólo un ángel indescifrable que me soltó la mano.

    ResponderEliminar
  4. No estás para nada indefenso y lo sabes. Es verdad que te lo haces un poquitín, pero nada serio.
    Ya lo hemos discutido y si te quedaste congelado en el pasado fue solamente porque tú así lo quisiste, y lo sigues queriendo. ¿Quién te dice a ti que el adiós no fue sincero?, yo no me quedé con la misma impresión.
    Una cosa es la historia, los hechos que acontecen, y otra muy distinta la leyenda que cada uno forja en su cabeza.

    ResponderEliminar
  5. Sigues siendo una cabezota. Y por mucho que digas he intentado dejar el pasado atrás de todas las maneras posibles y algunas veces me dio la impresión de que lo había conseguido. Pero es algo que me conforma y cuando te fuiste te llevaste un pedacito y me quedé mutilado. Y créeme si te digo que muchas cosas han cambiado, muchísimas, menos una.
    Y más que un adios fue un "apártate de mi vida".

    ResponderEliminar
  6. Bueno, sería lo que fuese, para mí que tiene el mismo significado. De todas formas, no me has hecho ni caso.
    Creo que todas estas energías podrías invertirlas en seguir intentando dejar el pasado atrás.

    ResponderEliminar
  7. Siempre acabamos diciendo lo mismo, yo como un pesado echandote en cara tonterías y tú sin una palabra amable.
    En fin, supongo que si has vuelto a escribir es porque algo no marcha bien, porque cuando el mundo rueda es difícil acordarse de uno mismo. Espero equivocarme.Y perdona por cagarla nada más reiniciar la comunicación, no he podido evitarlo, ya me conoces.

    ResponderEliminar
  8. Es igual, está bien saber de ti de vez en cuando, sólo pretendía dejar las cosas claras para que nadie se llame a engaño. Cosa que es fácil con el historial que llevamos.

    ResponderEliminar